La soledad puede ser uno
de los problemas más grandes que enfrenta el ser humano. Llega el momento que
esta necesidad de ser atendidos, de compartir, de pertenecer y de poder aportar
en algo nos invade de alguna forma.
En estos días me encontraba leyendo acerca de la historia de José. Para comenzar, fue vendido como esclavo por sus hermanos. Segundo, la esposa de su amo (Potifar, oficial de Faraón) lo invitó a un encuentro sexual al cual él se resistió. Al ver que José no le respondió, ella lo acusó de haberla tratado de violar; y él terminó preso. Y tercero, al estar en la cárcel sirvió al copero de Faraón y le pidió que no se olvidara de él cuando saliera; que intercediera ante Faraón por él. No fue hasta dos años más tarde que se acordó el copero de José.
Al cumplirse este tiempo José fue llevado ante Faraón para interpretarle unos sueños. José los interpretó y fue puesto a gobernar la nación.
Para finalizar esta historia, sus hermanos llegan ante él buscando ayuda. Ellos no lo reconocieron por tanto tiempo que había pasado. Al principio José se molestó, y aunque los hizo ir y venir a su tierra en varias ocasiones, los perdonó y los trajo con sus familias a vivir con él en Egipto.
Leer todo esto me hizo pensar en las veces que nos sentimos solos porque puede ser nuestra familia la que nos desvaloriza intercambiándonos por dinero, estatus, por querer salir de nosotros, etc.
También me hizo pensar en cuando nos quedamos solos porque alguien quiere que hagamos algo con lo cual no estamos de acuerdo; y por no hacerlo inventan mentiras para quedar bien delante de los demás. O en la cantidad de veces que ayudamos a alguien, no importando nuestras circunstancias, y se olvidan de nosotros dejándonos solos demasiado tiempo.
En fin, llegará a nuestra vida la oportunidad de perdonar a aquellos que nos han fallado, y es en ese momento que nuestra soledad se puede convertir en una vida llena de propósito. Es ahí donde aprendemos que todo lo que hemos vivido era necesario vivirlo para llegar a dónde estamos y para poder ayudar a otros, incluso a aquellos que nos dejaron solos.
En estos días me encontraba leyendo acerca de la historia de José. Para comenzar, fue vendido como esclavo por sus hermanos. Segundo, la esposa de su amo (Potifar, oficial de Faraón) lo invitó a un encuentro sexual al cual él se resistió. Al ver que José no le respondió, ella lo acusó de haberla tratado de violar; y él terminó preso. Y tercero, al estar en la cárcel sirvió al copero de Faraón y le pidió que no se olvidara de él cuando saliera; que intercediera ante Faraón por él. No fue hasta dos años más tarde que se acordó el copero de José.
Al cumplirse este tiempo José fue llevado ante Faraón para interpretarle unos sueños. José los interpretó y fue puesto a gobernar la nación.
Para finalizar esta historia, sus hermanos llegan ante él buscando ayuda. Ellos no lo reconocieron por tanto tiempo que había pasado. Al principio José se molestó, y aunque los hizo ir y venir a su tierra en varias ocasiones, los perdonó y los trajo con sus familias a vivir con él en Egipto.
Leer todo esto me hizo pensar en las veces que nos sentimos solos porque puede ser nuestra familia la que nos desvaloriza intercambiándonos por dinero, estatus, por querer salir de nosotros, etc.
También me hizo pensar en cuando nos quedamos solos porque alguien quiere que hagamos algo con lo cual no estamos de acuerdo; y por no hacerlo inventan mentiras para quedar bien delante de los demás. O en la cantidad de veces que ayudamos a alguien, no importando nuestras circunstancias, y se olvidan de nosotros dejándonos solos demasiado tiempo.
En fin, llegará a nuestra vida la oportunidad de perdonar a aquellos que nos han fallado, y es en ese momento que nuestra soledad se puede convertir en una vida llena de propósito. Es ahí donde aprendemos que todo lo que hemos vivido era necesario vivirlo para llegar a dónde estamos y para poder ayudar a otros, incluso a aquellos que nos dejaron solos.
Amen! God makes it all worth it!
ReplyDeleteLa soledad nos lleva al perdón... Like!!!
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